El tiempo no tiene límites, no tiene puertas. Esa es una cuestión humana. Nos empeñamos en cuantizar la realidad para poder medirla, para poder contarla. Para cada cosa elegimos un “cuanto”. Para la luz elegimos los fotones, para la masa y el peso elegimos los gramos (al menos en España) para la temperatura los grados celsius. En en realidad todo esto una una especie de mentira arbitraria que nos hace pensar que la realidad viene cuantizada de fábrica. Nada más lejos de la realidad. El tiempo es un continuo. A cada momento le sigue otro, y a ese otro, otro más. Los ciclos que elegimos tratan de tener una lógica, pero, por qué el día tiene veinticuatro horas?, quién fue el gracioso que eligió que un segundo sea la sexagésima parte de un minuto y un minuto la sexagésima parte de una hora? No era más fácil basarnos en un sistema decimal? Bueno, pues está es una convención, un acuerdo al que hemos llegado para poder entendernos. Y está muy bien, claro. Pero no creamos que realmente el uno de enero comienza un nuevo ciclo natural con poderes especiales que renuevan tu yo interno y lo capacitan para hacer las cosas de otro modo, porque no es así. El uno de enero es un día totalmente arbitrario, podríamos elegir cualquier otro.
Los días claves en la naturaleza son los solsticios, que cada año ocurren en una fecha y una hora diferente. Nuestro sistema, aunque es muy bueno, no es perfecto.
Cuantizar el tiempo resulta útil. Ahora que se acercan las campanadas del reloj de la puerta del sol y a cada paso las uvas se hacen más gordas, todos nos ponemos a pensar cómo vamos a comenzar el año. Qué cosas nuevas nos esperan, qué vamos a cambiar de nuestra vida. Es una reflexión sana, lógica, diría que bonita y útil. Pero no esperes un milagro. El tipo de pelo revuelto, gafas caídas, ojos marrones y cierta tendencia a la paranoia existencial que tragará la uva número doce será el mismo que un segundo después bese a sus amigos deseándoles un feliz año. Nada habrá cambiado. Mismo pelo, mismas gafas, misma paranoia.
Todos hacemos algún tipo de balance. Unas veces de forma intencionada, y así hay personas que escriben en un lado los aciertos del año y en otro los errores; y otras veces lo hacemos así como sin querer fijarnos mucho. Es inevitable capitular a algún nivel. Todo a nuestro alrededor nos precipita a ello. En la tele ponen resúmenes del año, en las web culturetas, o de críticas están con las listas de “los 10 mejores nosequé de 2.014”, incluso las series hacen episodios remezclando los mejores momentos cual DJ, y por supuesto el Facebook nos dice que este ha sido un año maravilloso y pretende mostrarnos unas cuantas fotos bonitas (shut up! please). Y mientras comemos turrones, mazapanes, cantamos villancicos y nos acordamos de nuestros amigos ausentes vamos haciendo cuentas. - Debería volver a clase de guitarra- (este fue mi pensamiento de ayer). -El año que viene voy a estudiar más-, - El año que viene voy a hacer más deporte- y aquí llegan los PROPOSITOS DE AÑO NUEVO.
El problema es que esperamos que el año nuevo nos llene de sabiduría. Que enero nos ilumine con una nueva capacidad que antes no teníamos. Queremos que el tipo que besa a sus amigos y brinda con los primeros compases del año no tenga las gafas caídas, el pelo revuelto y que no tenga en su mochila las mismas cargas que el que tomó la primera uva. Así de absurdos somos. Nos encomendamos al año nuevo, a fuerzas que no conocemos, esperando que nos transformen, que nos hagan mejores por el mero hecho de desearlo. Qué ilusos!
La realidad es que el año ha pasado. No volverá. Las oportunidades perdidas quedan perdidas, las malas decisiones han quedado tomadas. Las malas palabras no volverán a nuestra boca. No podemos deshacer lo hecho. Somos seres esclavos del tiempo, y no hay forma de que nos escapemos. El nuevo año vendrá diferente, con sus afanes, con sus historias, con sus cosas buenas y malas. Cómo comportarnos ante ellas depende de nosotros. No esperes resultados diferentes si sigues haciendo las mismas cosas. Los propósitos están muy bien, pero son objetivos y necesitas un plan para concretarlos.
Hay multitud de blogs con consejos: “10 pasos para cumplir tus propósitos de año nuevo”; “Año nuevo vida nueva con estos consejos”. Todo es nada. Son tonterías que a todos se nos ocurren: Que sean objetivos concretos, posibles, medibles, relacionados con tu día a día, ten un plan para lograrlos… muy bien, muy bien. Gracias por nada. Que cansado estoy de los bloggers que subestiman a sus lectores. No caeré en ese error. Ese no es el objetivo del blog, ni soy yo la persona indicada para subestimar a nadie porque soy el más pequeño de mis hermanos.
Sólo quiero animaros a que os toméis un poco más en serio este rollo de los propósitos. Atreverse a cambiar algo de nuestra vida, algo que no nos gusta, algo que vemos mejorable es una valentía poco común en estos tiempos. Enfrentarnos a la verdad y querer mejorar. Hay algo más honrado? Es una acto de autorespeto, de autoconocimiento, de querer prosperar en el plano físico y en el metafísico. Querer cambiar la realidad que nos rodea empezando por cambiarnos a nosotros mismos. Los propósitos de año nuevo me gustan porque por una vez los seres humanos buscamos cambiar las cosas cambiando nuestro interior y no echándole la culpa al vecino, a las circunstancias o a Dios. Nosotros, el colectivo humano, es el que hace la realidad tal como es. Sí. Así es. Toda esta miseria que nos rodea proviene de nosotros mismos, y la única esperanza para que cambie para mejor es primero cambiar nuestro interior, cambiar nuestro corazón. Pero a nadie le interesa hablar de esto. Ni siquiera en Navidad. No es cool explicar que algo no funciona en el mundo y que ese algo somos nosotros mismos.
Ya me he puesto trascendente. En fin.
Resumen: Haz un autoexamen, toma medidas y mójate. Ve al fondo del asunto y si es lo que quieres, cambia tu vida. Si lo logras será una cosa bien hecha.
Os dejo una canción de un buen amigo que, además de buen amigo, es un gran músico. Durante algún tiempo compartimos proyecto musical y después hemos trabajado juntos esporádicamente. Hace unos años sacó un disco y lo presentó con este sencillo que me viene tan al pelo.
Os deseo un feliz, próspero y mejor 2.015, lleno de cosas bien hechas, y de propósitos cumplidos.
Por mi parte en año nuevo me haré vegano.