martes, 12 de noviembre de 2013

Me gustan las sagas cinematográficas. Soy un enamorado de Regreso al Futuro, Indiana Jones, La guerra de las galaxias, el Señor de los anillos o cualquier otra que se os ocurra. En las sagas uno sabe qué se va a encontrar en la próxima película, la forma de narrar la historia, los encuadres, la imagen.

Cuando comenzó el fenómeno Harry Potter tengo que admitir que lo prejuzgué y no me interesó. Al ver todo el jaleo que se formaba a su alrededor me puse a leer los libros, me engancharon y los devoré en pocos días. Las películas sin embargo me resultaron insulsas, aburridas, visual y narrativamente planas… excepto una. Alfonso Cuarón logró hacer de El Prisionero de Azcaban una película con ritmo, visualmente maravillosa, aportó al mundo mágico de Harry el frescor y la fantasía que le faltaban enmarcado en los cánones y los límites que la franquicia imponía. Desgraciadamente en la siguiente película volvió el aburrimiento y la sosería mientras Cuarón desbordaba calidad e ingenio en Los Hijos de los Hombres.

GRAVITY era otra historia. 


-Una película densa, dura, claustrofóbica, la crítica la compara con Buried y… yo no voy al cine a pasar un mal rato. -Pero es de Cuarón. -Sí pero… noventa minutos de agobio… -Además sale Gorge Clooney. -Pero también sale Sandra Bullock. -Es que los trailers son impresionantes. - Bueno, ya la veré en casa que si me agobia apago la tele y listo. - ¡Pero es en 3D! - Pueees… el 3D es lo de menos en una película.

No me decidí, hasta que Mario me dijo: “Es una nueva forma de hacer cine”. ¿Una nueva forma de hacer cine? Ya será menos, qué exagerado, no será para tanto… pero creo que ahora me he quedado sin argumentos y tendré que ir a verla.

Gravity no es una historia, Gravity es un poema hermoso, emocionante, crudo y visceral. Gravity es un viaje silencioso en un entorno atípico donde el vacío lo es todo. Gravity es una experiencia de inmersión en la soledad y el silencio del espacio.

Pocas veces en una película se muestra tanto amor al detalle. Cada segundo tiene una factura perfecta, ni un solo pelo de Sandra Bullock delata que lo que estamos viendo es un engaño, un truco de cámara. El 3D magnifica la inmersión y amplifica las sensaciones. Ver un astronauta flotando en el espacio no es nada nuevo ni nada revolucionario, pero sentir que tu estás ahí flotando con ellos, empatizar con sus sensaciones, creerse parte de la historia, eso si es algo nuevo.

GRAVITY es una película bien hecha. Perfecta, que sobrepasa las expectativas, visualmente abrumadora y que transmite muchas sensaciones. La historia es sencilla y las actuaciones sobresalientes (especialmente Sandra Bullock que no es de mis favoritas). Dura 90 minutos, no podría durar más sin hacerse lenta, pesada o demasiado dramática. Sin duda recomendable.

Curioso
El nivel de realismo es tal que un periodista creyó que la película se había rodado en el espacio... Mira el video en Youtube

Postludio freak

En un momento cerré los ojos y me vi, como desde lejos, sentado en la habitación de mi adolescencia. La luz apagada, la puerta cerrada, los altavoces a un buen volumen y en la pantalla de mi flamante Pentium MMX disfrutaba de otra aventura espacial: The Dig de Lucas Arts. No se cuantas horas invertí en recomponer los puzzles acompañado del “cerdo” una caja de herramientas que flotaba, sin duda todas ellas bien invertidas. Necesité hacer alguna llamada a Dani cuando me atasqué, recuerdo irme a dormir dándole vueltas a un acertijo que tenía algo que ver con girar unas piedras y colocarlas para que sonaran de alguna manera. Recuerdo levantarme temprano para seguir investigando. A ver si lo recupero de alguna forma… Enlace

jueves, 7 de noviembre de 2013

Cada casa es un mundo

Cada casa tiene su propio orden, su propia vida, su olor, sus rincones especiales, sus ventanas al mundo. Nuestros hogares están hechos de nuestra propia esencia, y en ellos atesoramos recuerdos y momentos. Es un espacio íntimo, lleno de nuestras rutinas, de nuestras manías, repletos de nuestra propia forma de hacer las cosas. 

Los libros pueden agolparse sobre la mesilla de noche, las revistas pueden hacer columnas de equilibrios imposibles al lado del sofá, el mando de la tele puede esconderse entre cojines y puede que las tablas de cortar duerman cada día en un cajón diferente de la cocina. Pero da igual, todo genera un orden, todo evoluciona en un equilibrio dinámico y de alguna manera todo encaja.

Los habitantes de algunas casas se sacan los zapatos en la entrada, en otras entran con las botas hasta la cocina. Unas casas tienen una cocina pequeña, justa para el que trabaja en ella, en otras la vida se hace entre fogones. A veces las habitaciones son salas de reuniones improvisadas, y otras solo se usan para descansar. Algunos salones son los centros de la vida de la familia, y otras veces están reservados para las visitas especiales. Las casas reflejan la vida de sus habitantes, sus costumbres, sus acciones, sus filosofías.

Los muebles de madera desprenden aroma, la chimenea tiene su propio olor, la tela del sofá también ayuda, y el suavizante de la ropa, el friegasuelos de limón... el perro (si es una casa afortunada), las alfombras, la cocina, las velas aromáticas y el ambientador. Cada hogar tiene su propio aroma.

Toda casa tiene sus rincones especiales. Ese sitio en el que te sientas a leer, aquel rincón en el que nadie te molesta, esa ventana que mira el horizonte y en la que ves llover, el sofá en el ves los partidos, la estantería donde tienes los libros pendientes de leer, o el cuarto de las herramientas. Incluso la mancha que dejó tu hermano cuando era pequeño, o el dibujo abstracto que el hijo de tus amigos que pintó en la pared de la cocina. En las casas ocurren muchas cosas, ¡casi todas! A veces incluso 3 o 4 generaciones viven en la misma casa en diferentes momentos, y al salir ves el árbol que plantó tu abuelo, la planta que te regaló tu tío, el mueble de la tele que comprasteis cuando tu hermano rompió la tele vieja, el sitio donde pusisteis la cuna antes de que naciera tu primer hijo. El sofá del primer beso, el recuerdo de la primera noche en el nuevo hogar, el primer día de frío o la tristeza de la despedida.

¿Y esto qué tiene que ver con “las cosas bien hechas”?


Una casa abierta es algo bien hecho. Cuando alguien abre su casa para ti está exponiéndose, está mostrando algo propio, importante, relevante. La hospitalidad es un valor en decadencia. Y después de un intenso fin de semana en el que me he sentido como en casa, aunque no lo he estado, esta es mi forma de dar las gracias.